Esta semana es la primera vez que oigo semejante expresión y data de los tiempos de la Guerra de Crimea. Aquella que a principios de los años 50 del siglo XIX enfrentó al Imperio Ruso contra una alianza franco, británico y otomana.
Los puertos de Odessa y Sebastopol estuvieron bloqueados y eso impidió la salida del grano ruso. Y permitió que el cereal castellano pudiese venderse bien al tener una gran cosecha y falta de competencia.