Evitar que vengan los pobres, pelear porque vengan los ricos. Es tan cierto que no queremos que entren los africanos pobres y negros en este país en crisis, como que los gobiernos del norte civilizado no quieren que sus «socios» del sur y del este vayan a ser sus vecinos. Como lo fueron en los mágnificos 30 años de postguerra.
De Ferran Barber salió que estaba en el proyecto de ver que pasa en ese Norte llamado Emigra o Revienta: Suecia. Claro que estaba en campaña de crowdfounding para financiarlo a través de goteo.org. Sabemos que no se alcanzó el objetivo mínimo, pero que el tema de la nueva emigración no va a cuadrar con los datos que ha dado, da y dará la administración de Rajoy. No es posible que con crecimiento los jóvenes sigan emigrando.
En una entrevista para emigraodegenera.es encontramos esta respuesta
«El problema en Suecia no es la emergencia de movimientos nazis. Es decir, esto es sólo un indicador del clima social que se respira, la punta del iceberg de una disfunción social mayor. El problema es una xenofobia estructural que penetra a diferentes niveles las instituciones. Amplias capas de la sociedad son completamente impermeables de facto a la diversidad, pese al discurso formal de “tolerancia” que reproducen los medios y a todas las manifestaciones antifascistas que se organizan semanalmente. Al igual que sucede en España, hay mucha gente que mantiene un discurso formal de tolerancia, pero que no actúa en consecuencia.»
Emigración, pobreza, fascismo, xenofobia, es un cóctel que con la crisis económica y la crisis de europeismo para acoger a esta marea granate (movimeento de los emigrantes españoles). No sabemos cuantos han salido entre 250.000 y 700.000 según quién lo estudie (INE u otras fuentes)
Deseo que este proyecto se pueda ver algún día. Ya que no solo de pateras o saltos de vallas, o lanchas en Lampedusa se compone el tema migratorio en Europa.