Hoy buscando algo para retomar el blog después de este verano en el que me he relajado un poco a la hora de publicar cosas me encuentro una de esas dos caras de la misma moneda sobre el mundo del trabajo por un lado un resumen de un libro de managment de esos que te pueden dar unas pautas que a priori pueden ser interesantes y después un zasca de esos que se da con la mano bien grande sobre como la gente se desfoga de la precariedad en sus trabajos, compartiendo sus experiencias en foros varios
Partimos de una pregunta a la que por lo visto nos anima Fergus O’Connell en su libro El Poder de hacer menos. ¿Por qué debería dedicar mi precioso tiempo a esto?”.
La premisa es muy sencilla, cuando en el trabajo se nos obliga a estar muchas horas en el trabajo, es un tema que puede llegar a enfermar o a matar. Y en Japón tiene una palabra para esto karoshi y si una cosa así le han puesto nombre es porque es grave. Y se asume de tal manera eso de que hay que «hacer horas» que no se puede uno permitir el lujo de perder el trabajo que después en un artículo de eldiario.es del día 05 de septiembre se reproducen comentarios en foros de gente que dice
«Como mujer de la limpieza gano 1.300 euros al mes. De lunes a viernes, de 8 a 11 de la mañana voy a una casa que me paga 300 euros. De 11 a 14 horas voy a otra, donde me pagan 400 euros. De 16 a 17 horas voy a planchar una hora y cobro 100 euros mensuales. De 17 a 20 horas, de nuevo a limpiar. Los sábados voy tres horas y cobro 100 euros al mes y los domingos voy a las 5 de la mañana a limpiar un despacho y cobro 80 euros. Así llevo seis años. Con la limpieza se gana dinero pero vas corriendo y cambiándote de ropa todo el día. Si quieres aspirar a trabajos mejores hay que esforzarse».
o bien como afirma un medico
Claudi Camps, responsable de la Red de salud mental en Girona, declaraba recientemente que «al principio, estos trabajadores intentan adaptarse a la situación haciendo un sobreesfuerzo para combatir la ansiedad y el insomnio y se niegan a aceptar la precariedad de su puesto de trabajo porque lo necesitan y porque creen que se podrán adaptar a las condiciones». También explica que muchas personas se presentan a su consulta después de tres o cuatro años de relación laboral precaria, que han repercutido de forma nefasta a nivel personal y familiar. Recomienda que se acuda al especialista cuando aparezcan los primeros síntomas. El mejor remedio, sin embargo, es erradicar las condiciones laborales que los generan.
Sea cual sea tu caso. Aunque trabajes por el salario mínimo o seas becario. Conozcas o no tu zona de confort os dejo unas actividades que nos propone O’Connell
Los siguientes ejercicios le ayudarán a experimentar el pleno e impresionante poder de hacer menos:
- Vuélvase más creativo. Para ello, encuentre un lugar en el que no le molesten y dedique 90 minutos a dejar de hacer los quehaceres cotidianos que absorben tanto tiempo. Cree un oasis de tiempo en el que surgirá la creatividad.
- Vegete un poquito. Cuando le llame su holgazán interior, responda. Los viernes son mi noche favorita para hacerlo. Ni cocinar ni hacer esfuerzos. Desconecte su máquina de productividad para ponerla de nuevo en marcha cuando llegue el próximo día de trabajo.
- Deje de trabajar. Los viernes por la tarde, yo solo quiero divertirme. En el trabajo, dejo de hacer cualquier tarea como es debido y leo cosas que quería leer o repaso pensamientos que he tenido. Reviso la semana y pienso en la que viene, me planteo grandes preguntas e intento ver las cosas con una mirada limpia.
- ¿Trabajar por su cuenta? Sí, pero no 100 horas a la semana. Si trabaja por su cuenta, las tres prioridades son la liquidez, darles todo a los clientes actuales y buscar clientes nuevos. No debería hacer nada que no figure en esta lista.
- Diga “no” cuando deleguen cosas en usted. Durante todo un día rehúse una de cada dos cosas que le pidan. Si una procede del jefe máximo, le planta cara y tiene éxito, concédase una recompensa.
- Recupere sus fines de semana. ¿Qué parte del fin de semana dedica a trivialidades o a nada en particular? Planee su próximo fin de semana para que contenga mayormente cosas realmente importantes y pregúntese continuamente por qué debería dedicar su precioso tiempo a algo determinado. Si no se le ocurre ninguna respuesta buena, dígase “siguiente” o planee un fin de semana completamente libre y vea qué se presenta y qué le apetece hacer. Esto mismo puede aplicarse a las noches después del trabajo.
- Separe el ruido. Durante una semana, lleve una lista de todas las cosas que haga en su vida personal (excluya desayuno, ducha y sueño). Revise la lista al cabo de la semana y apunte si las cosas fueron ruido o de verdad importaban. ¿Está satisfecho con lo que ve?
- Elimine la basura. Haga una lista de todo lo que tiene que hacer hoy o esta semana, y divídalo entre lo sumamente importante y lo que no lo es. Tire la columna de lo que no es sumamente importante y arrójela a la basura.
- Desconecte portátil, tableta, teléfono y televisión en un momento fijo durante una semana. Disfrutará de más tiempo para relajarse, dormirá mejor y se centrará en alguna cosa que es preciso hacer. Se sentirá mejor.
- Haga una lista de cosas que le gustaría hacer, experimentar o lograr en la vida durante los próximos seis o doce meses. Si aparece algo, y al preguntarse por qué debería hacerlo la respuesta no es “porque hará avanzar una de las cosas de mi lista”, olvídelo.
- Tómese un día libre a la semana, o al menos una noche y no haga planes. Es posible que se sorprenda al ver adónde le lleva eso.
- Medite y despeje su mente. Puede ser yoga, sacar a pasear al perro o practicar atletismo de fondo. Encuentre algo que le permita sosegar su mente y entrar en contacto con su subconsciente.
- Haga solo aquello que le importe de verdad. Todos los viajes comienzan con un paso. ¡Ahora es el momento de empezar!